El viernes 13 de junio celebramos con inmensa alegría el sacramento de la Confirmación,
una experiencia profundamente significativa para la vida en la fe. Esta jornada, vivida en
comunidad, nos recordó cuánto nos ama Dios y cómo su Espíritu sigue actuando en la vida
de cada uno de sus hijos.
Desde el carisma Murialdino, esta celebración cobra un valor aún más profundo. Como nos
enseñó San Leonardo Murialdo, creemos en un Dios que es Padre, bueno y misericordioso,
que camina con nosotros, especialmente con los jóvenes. Ver a nuestros confirmandos dar
este paso en su vida cristiana nos llena de esperanza: son ellos quienes, con su entusiasmo,
sencillez y deseo de servir, renuevan la vida de la Iglesia y nos invitan a seguir creyendo en
el poder transformador del amor de Dios.
La Confirmación no solo es una ratificación del Bautismo, sino también una invitación a
vivir con mayor madurez la fe, en comunidad y con responsabilidad. En espíritu de familia,
como nos inspira nuestro carisma Murialdino, acompañamos a nuestros jóvenes con
cercanía, afecto y confianza, seguros de que el Espíritu que recibieron los impulsará a
construir un mundo más justo, fraterno y lleno de esperanza.
Agradecemos a Dios por cada confirmando, por sus familias y padrinos, y por toda la
comunidad educativa-pastoral que acompañó con cariño y oración este momento. Que el
Espíritu Santo los guíe siempre, y que el ejemplo de San Leonardo Murialdo los inspire a
ser buenos cristianos y honestos ciudadanos.